El fracaso de decir "no tengo tiempo"
Sobre el lujo de las rutinas productivas (y las otras)
Suele ser un símbolo de estatus no ser accesible. No atender llamadas. No responder correos electrónicos. O en su deriva más catastrófica, no hacer ni siquiera lo que te piden.
Y suele -o solía- ser símbolo de estatus porque alguien que no tiene tiempo de atenderte se supone que es porque tiene cosas más importantes que hacer. Pero también puede ser, e intuyo que a menudo suele ser, todo lo contrario, y lo que está ocurriendo es que su vida es un desgobierno, es decir, no está gobernada por nadie, ni por él o ella misma.
Para mí decir “no tengo tiempo” es un fracaso personal, o al menos un síntoma de estar en vías de ese fracaso. El último número de la newsletter de Janira Planes no es sólo una fantástica contextualización del meme del tipo que se levanta a las 3.53 AM para ponerse hielo en la cara, sino una gran explicación de por qué nos gustan tanto los vídeos sobre rutinas (“morning routine”, “night routine”, etc).
Estas rutinas, según Janira Planes, manifiestan algo muy concreto: nuestra necesidad de tener control sobre nuestras vidas, y todos estes memes de personas que pertenecen al club de las 5 de la mañana, hacen dos desayunos y tres horas de gimnasio antes de las 9.00 AM o ya llevan quince posiciones de yoga antes de que salga el Sol, esbozan el verdadero símbolo de estatus actual:
…hay bastantes elementos que responden a las características del nuevo lujo y a lo que se considera en este momento un símbolo de estatus. Por una parte el poderse levantar temprano, poder tener tiempo para uno mismo, ya es un lujo.
Además, cuando damos un “no tengo tiempo” por respuesta a un proyecto, ni siquiera estamos diciendo “no me gusta”, “no me apetece” o “ese proyecto no está alineado con mis objetivos y prioridades”. Es una triste admisión del desgobierno que nos gobierna, una confesión de cómo nuestro tiempo nos maneja y no al revés. Es como si dijéramos “me encanta ese proyecto que planteas y ojalá pudiera formar parte… pero no tengo tiempo”.
A estas alturas ya habrás relacionado mucho este post con el artículo anterior sobre la importancia de decir NO. No es casualidad, disponer de tiempo y empezar a saber gestionarlo se construye desde esa negación a estar presentes donde no debemos. Daniel Pink, autor de WHEN. The Scientific Secrets of Perfect Timing, articula en ese libro los fundamentos científicos para empezar a gobernar nuestro tiempo.
Uno de ellos es averiguar si eres un cronotipo masculino (“buho”) o un cronotipo matutino (“alondra”), porque a lo mejor te estás metiendo hielo en la cara a las 3.53 AM y te convendría más una taza de leche dorada a las once de la noche.
En cualquiera de los casos, seas buho, alondra o hijo de la Luna, recuerda que decir “no tengo tiempo” o dejar los correos sin contestar durante dos semanas no es un símbolo de estatus o éxito, sino más bien todo lo contrario.
Si liderar es servir -hablaremos de esto otro día-, estar inaccesible hace imposible que puedas servir a los demás en modo alguno. Te hace, literalmente, inservible.
Abraza una rutina y ten la constancia suficiente para seguirla. Ese es el verdadero símbolo de estatus.
Muy buena reflexión. Creo que hay que saber aprovechar el tiempo del que dispones, sea cuando sea y cuanto sea.